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Un amarre para un barco de 12 metros cuesta cinco veces más en Ibiza que en la Península

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Un amarre para un barco de 12 metros cuesta cinco veces más en Ibiza que en la Península

Un amarre en Ibiza para un barco de 12 metros de eslora cuesta «una media de 25.000 euros». En la Península, «5.000 euros». Es el ejemplo que pone Ramon van der Hooft, presidente de la Asociación de Náutica de la Pimeef, para demostrar que el sector en Ibiza «está perdiendo competitividad» respecto a otros destinos, uno de los asuntos analizados por la asociación en una reunión mantenida la pasada semana.

Van der Hooft considera que «los altos precios de los amarres y las elevadas tasas que gravan la actividad» en los puertos pitiusos son los causantes de esa pérdida de competitividad: «Y aun con esos precios, hay una falta de amarres enorme en las Pitiusas», afirma. Como consecuencia, la náutica es «cada vez más elitista», admite. «Desde nuestra asociación —explica— luchamos contra es y siempre hemos apostado por crear más rampas y más marinas secas, lo cual nos permitiría ser más competitivos en cuanto a precios». De esa manera, «los residentes también tendrían oportunidades para salir con un barco al mar».

Ibiza, el 'top' de caro

Llevan, asegura, años pidiendo esas mejoras a los políticos: «Siempre nos dicen que les parece una buena idea, pero aún no hemos visto una apuesta firme por su parte».

Hay otros puertos del Mediterráneo «que son muy exclusivos, como el de Antibes (junto a Cannes), o el de Porto Cervo (Cerdeña)», detalla Van der Hooft: «Pero Ibiza está en el top de los puertos deportivos». Santa Eulària y Sant Antoni «tienen precios algo más moderados», pero el de Ibiza se lleva la palma con esos 25.000 euros anuales para un amarre de 12 metros de eslora, «un gasto muy alto».

Chárters de la Península

Otro de los principales problemas que padece el sector y que también afecta a la competitividad es el del intrusismo por parte de la flota chárter que no tiene su base de operaciones en Ibiza: «Son barcos que vienen a nuestras aguas sin contar con amarres y que se quedan fondeados en las calas. Eso no significa que sean chárters piratas. La ley no exige que necesites un puerto base en Balears para tener licencia de chárter. Pero sí es una competencia desleal que nos hace perder competitividad». En el puerto base, los ibicencos pagan las instalaciones de mantenimiento y las oficinas, «mientras que una empresa que opera desde la Península y sólo trabaja aquí dos o tres meses tiene unos gastos mucho más bajos», indica Van der Hooft.

Como el resto de sectores de Ibiza, la náutica también tiene dificultades para «cubrir plantillas con personal cualificado, al no contar la isla con centros de formación que impartan el ciclo de Formación Profesional en mantenimiento de embarcaciones de recreo». Van der Hooft explica que, «a largo plazo, si hay una línea de estudios, cada año habrá gente que salga formada de esos ciclos». Lo mejor es que «suelen ser personas que tienen resuelto el problema de la vivienda». Ese es, precisamente, el verdadero quebradero de cabeza al que se enfrentan: «Este año estamos sufriendo muchísimo para poder alojar a los trabajadores que vienen de temporada desde la Península. Muchas empresas han empezado a adquirir pisos o los alquilan. Pero los precios son muy elevados».

Venir a Eivissa debe compensar

Esos técnicos que vienen desde la Península «muchas veces se lo piensan porque en donde viven también tienen trabajo y más facilidades para encontrar alojamiento. Para que alguien haga la temporada en Ibiza, le tiene que compensar».

Además, el trabajador «responsabiliza a la empresa» de ese serio problema para encontrar un lugar donde residir. Es decir, reclama que se le compense el sobrecoste de la vivienda: «Antes pagaban 500 euros por una habitación, pero ahora, con suerte, la encuentran por 800 euros. Es normal que esperen que esa diferencia, esa pérdida de poder adquisitivo, se vea reflejada en la nómina». Al respecto, Van der Hooft comenta que todas las empresas de náutica de Ibiza pagan «por encima de lo que marcan los convenios», si bien ahora tienen que «estirarse mucho más para poder cubrir la plantilla debido al encarecimiento de la vivienda». «En el fondo —añade—, no es que paguemos más al trabajador para que se lleve más dinero. Lo que estamos haciendo ahora es pagarle más para poder compensar esa especulación».

«No había barcos para la Feria Náutica de 2023»

Una de las decisiones adoptadas la semana pasada por la asociación es celebrar la Feria Náutica en abril de 2024, después de que fuera anulada los últimos cuatro años. ¿Por qué no se ha celebrado en 2023, una vez finalizada la crisis sanitaria? «Porque no había barcos. No podíamos exponer sin barcos», explica Ramón Van der Hoof, presidente de la Asociación Náutica de la Pimeef: «En pandemia y tras esta, todo el mundo quiso apostar por la venta de naves, que subió mucho. Pero la producción se vio afectada por la falta de componentes, como en el sector del automóvil. Eso provocó que durante un par de años estuvieran vendidos todos los barcos disponibles». Pero no había para exponer. De hecho, «hace un año, el plazo de entrega era de entre uno y dos años». La producción «ya se está normalizando», de ahí que la asociación haya decidido convocar de nuevo la Feria Náutica para 2024: «Para 2023 no tenía sentido porque no había embarcaciones disponibles».

Fuente: Diario de Ibiza.

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